Premios Goya 2008
Cuando ocurre lo inesperado...
Los premios de la industria española entregados ayer depararon alguna que otra sorpresa, tanto para los premiados
(que siempre ponen cara de "esto no me lo esperaba") como para el público, que realmente, este año, no esperaba ver subir al escenario a algunos de los galardonados.

Para empezar es difícil decir quién ganó. Me explico: El orfanato se llevó siete trofeos (la mitad de los que podía haber ganado -director novel, guión original, dirección de producción, di- rección artística, maquillaje/peluquería, sonido y efectos especiales-) y fue, por tanto, la que más premios consiguió. Su rival más directa (Las 13 rosas), con la que compartía número de candidaturas, sólo se alzó con cuatro trofeos (actor de reparto, banda sonora, fotografía y vestuario). 

Pero la vencedora moral fue, sin duda, La soledad, la gran sorpresa de la noche, que ganó los tres Goyas a los que optaba (nada más y nada menos que mejor película, mejor director y mejor actor revelación -José Luis Torrijo-).
El resto de premios se repartió entre las cintas Bajo las estrellas (guión original y actor -Alberto San Juan-), Siete mesas de billar
francés (actriz de reparto -Am- paro Baró- y actriz -para una Maribel Verdú exultante, y que realmente no esperaba ganar, después de otras cuatro nominaciones anteriores en las que siempre se fue de vacio-) y [Rec] (mejor montaje y actriz revelación -Manuela Velasco se llevó el que era, quizás, uno de los premios más claros de antemano)


El Goya restante, el de mejor canción (después de la polémica creada por la exclusión de un par de temas que en un principio habían sido nominados) fue para la película Fados, de Carlos Saura.
La mejor película de animación fue Nocturna; el mejor documental, Invisibles; la mejor película iberoamericana, XXY (de la argentina Lucía Puenzo); y los cortometrajes ganadores fueron Salvador (historia de un milagro cotidiano), Tadeo Jones y el sótano maldito y El hombre feliz, en las categorías de ficción, animación y documental, respectivamente.
La mayor ovación de la noche se la llevó Alfredo Landa, ganador del Goya de Honor, al que la emoción le pudo y fue prácticamente incapaz de articular palabra, estando a punto de romper a llorar en algún que otro momento.

No hay comentarios:
Publicar un comentario