22.4.11

SEVILLA FESTIVAL DE CINE EUROPEO

Mr Nice
reino unido-españa, 2009
título original: mr nice. director: bernard rose. productor: luc roeg. guion: b. rose, basado en el libro de howard marks. fotografía: b. rose. música: philip glass. montaje: b. rose, teresa font. intérpretes: rhys ifans, chloë sevigny, david thewlis, luis tosar, elsa pataky, crispin glover, omid djalili, jamie harris, christian mckay, jack huston, andrew tiernan, ania sowinski

La realidad supera a la ficción. La vida de Howard Marks es un ejemplo. Nacido en un pequeño pueblo de Gales, llegó a Oxford donde se inmiscuyó tan de lleno en la venta de drogas que llegó a convertirse en un traficante internacional, mientras colaboraba con el IRA y era espía para el MI6.
La película que ha abierto el concurso del Festival de Cine Europeo nos cuenta su vida en primera persona. Y cumple las expectativas. Parecía que iba a ser un alegato en defensa de un traficante y es justo eso, un larguísimo (dos horas, que para lo que se estila ahora hasta es poco, que se hacen eternas) alegato en defensa de un mentiroso y manipulador traficante.
Mr Nice tiene puntos en común con la olvidable Blow, no sólo en el argumento. Aquí también hay dos intérpretes españoles, Elsa Pataky (aparece pronto y desaparece antes), y Luis Tosar. Sin contar que también es olvidable. Su comienzo despierta cierto interés, pero a medida que avanza la historia se hace repetitiva, aludiendo una y otra vez a un colocado Marks (los planos en que aparece sin cigarrillo en los labios son contados), y llega a resultar interminable. En un hombre motivado por la búsqueda de dinero y de emociones, es irónico que la película sobre su vida se acerque más al bostezo.
El personaje siente como si todo fuese una farsa, pero en ningún momento la historia es divertida o, al menos, efectiva como para que el filme tenga éxito a ese nivel. Tampoco es suficientemente contundente como para que se vea como una exploración seria sobre el tráfico de drogas.


Chicas
francia, 2010
título original: chicas. directora: yasmina reza. productor: said ben saïd. guión: y. reza. música: gipsy kings. montaje: monica coleman. fotografía: antoine héberlé. intérpretes: carmen maura, andré dussollier, emmanuelle seigner, valérie dréville, bouli lanners, christelle tual, philippe uchan, antonio gil martinez, stephen frears.

La afamada dramaturga, novelista y actriz francesa Yasmina Reza debuta como directora con esta película basada en una obra propia (La comedia española) y rodada en parte en español, pese a ser una producción completamente francesa.
Chicas nos cuenta la vida de Pilar, una viuda española (interpretada, con la solvencia a la que nos tiene acostumbrados, por Carmen Maura) que vive en París y que un día invita a sus tres hijas para presentarles al hombre del que se ha enamorado. Pero lo que se antojaba como una alegre reunión desemboca en conflictos, salen a relucir trapos sucios, secretos ocultos y se producen diversos enfrentamientos entre ellas.
Yasmina Reza demuestra que sabe escribir y que su trayectoria en el teatro es merecidamente reconocida, y en la cinta nos ofrece numerosos buenos momentos, diálogos frescos, ingeniosos, ágiles, que provocan la sonrisa en varios momentos.
Pero después nos topamos con la cruda y dura realidad, que es que el teatro no es lo mismo que el cine. Y esto, que para la mayoría es una verdad de perogrullo, un hecho que no es necesario confirmar, parece que todavía hay quien no lo tiene demasiado claro. La construcción del guión es demasiado endeble. El argumento parece más estar construido por una sucesión de escenas independientes con los mismos personajes (algunas secuencias están totalmente fuera de lugar, o no están situadas en el momento adecuado), que formar parte de una única línea argumental.
Pero el principal problema está en la realización, en la planificación y, en cierta medida, en el montaje final. El tempo de la historia no termina de convencer, a veces la acción se ralentiza en exceso, no pasa nada, y de pronto se acelera y hay cosas que no se cuentan porque no hay tiempo, La escena en la que el novio de la madre (André Dussollier) habla con una de las hijas (Emmanuelle Seigner, a la que unas horas antes habíamos visto brevemente en el estreno de Essential killing) en el dormitorio es de primero de básica: un plano-contraplano estático (y me refiero no sólo a la cámara, sino a los personajes, que no se mueven un ápice durante toda la conversación), y que más que clásico está ya, directamente, anticuado, y que le da a la situación un tratamiento excesivamente teatral, muestra del mundo artístico del que proviene Reza. Pero, como decíamos, esto no es teatro sino cine, y se requiere movimiento.
Chicas tiene varios momentos divertidos, sin llegar a ser comedia, y otros tantos casi traumáticos, sin llegar tampoco a la entidad del drama. Es un trozo de la vida de una madre con sus tres hijas, de las penurias y las alegrías de todas ellas, cosas que nos podrían pasar a cualquiera de nosotros, pero rodado quizás de modo demasiado teatral. Reza es buena dramaturga, no lo negamos, pero como realizadora de cine todavía le queda camino por recorrer.


La mujer con la nariz rota
alemania-serbia, 2010
título original: zena sa slomjenin nosem. director: srdan Koljevic. productor: alexander ris, jelena mitrovic, srdan golubovic. guion: s. koljevic. fotografía: goran volarevic. música: mario schneider. montaje: marko glušac. intérpretes: nebojša glogovac, branka katic, anica dobra, nada sargin, jasna zalica, vuk kostic, nikola rakocevic, stipe erce

Como si de una demostración de la suavizada vigencia de la teoría del caos se tratase, La mujer con la nariz rota nos presenta cómo un hecho concreto conecta la vida de varias personas y las cambia por completo. 
Una joven con un bebé y la nariz recientemente rota (la que da título a la película) baja de un taxi atrapado en un atasco en el mayor puente de Belgrado, en medio de una insistente lluvia y se tira al río, dejando al pequeño en el taxi. El accidente es presenciado por tres testigos: Gavrilo, el taxista, un refugiado bosnio que no sabe qué hacer con el bebé y lo lleva a la única mujer que conoce, Jadranka, una prostituta y también serbia refugiada; Anica, una profesora que recuerda el trauma que le causó la muerte de su hijo en un accidente automovilístico; y Biljana, una farmaceútica a la que el hecho le hace darse cuenta de que no quiere casarse con su prometido y huye del coche, parando a Anica y pidiéndole que le lleve. 
La película, segunda en la filmografía del director serbio, cuya primera cinta ya paso por el festival hispalense hace seis años, viene de arrasar en el Festival de Novi Sad, donde ha acaparado cinco premios. 
Contada a modo de mosaico de vidas cruzadas, la cinta tiene numerosos rasgos de humor, incluso dentro de la tragedia que hay detrás, se percibe que los protagonistas, a pesar de todo lo que les ocurre, nunca pierden la esperanza de que todo vaya mejor. 
Es interesante precisar en la variedad de los personajes: son distintas clases sociales las que se entremezclan (y todas tienen los mismos problemas): el taxista refugiado, que malvive en una pequeña y pobre casa en un barrio humilde, la profesora de clase alta, que vive en un gran piso en la zona acomodada de la ciudad; y la farmaceútica. Además, como personajes secundarios, también estarían el clérigo y la futura estrella de rock (ambos con problemas de amor). 
El argumento, aunque nace de un intento de suicidio, se estructura en torno al cierre de una emisora de radio, cuya cuenta atrás vertebra la historia, y sirve como contrapunto musical en toda la película (con una banda sonora compuesta por los éxitos del rock yugoslavo de los años 70 y 80), con temas con letras algo inocentes, que se contraponen al ritmo actual de la ciudad. Aunque (punto a favor), la emisora cierra y la película continúa. 
Bien interpretada, con unos actores de talento y conocidos de sobra en su país, La mujer con la nariz rota es una película con toques divertidos, aunque no esperen una comedia disparatada, y que también alberga buenos sentimientos. Y lo mejor, su factura es más correcta. 


La aviadora de Kazbek
holanda-bélgica-dinamarca-georgia-alemania, 2010
título original: de vliegeniester van kazbek. directora: ineke smits. producción: els vandevorst, san fu maltha, ellen de waele. guión: arthur japin. fotografía: piotr kukla. montaje: katarina türler. intérpretes: madelief blanken, zurab jgenti, kakha kintsurashvili, dato roinishvili, peter lohmeyer, sylvia poorta, rick paul van mulligen, anamaria marinca.

El cine holandés, que normalmente suele causar buena impresión (el ejemplo más reciente fue la mejor película del concurso del pasado año, Nothing personal), no tiene aquí su mejor ejemplo. No es una mala película, pero con los precedentes que hemos tenido, esta sale perdiendo. 
La acción se desarrolla en la pequeña isla totalmente llana de Texel (Holanda), al final de la II Guerra Mundial. Allí Marie, la hija de unos granjeros, sueña con las montañas. Quiere ser independiente y le gusta bailar, pero debe guardar las formas. Un día llega a la ciudad un contingente de soldados georgianos, antiguos prisioneros nazis que se han unido al ejército alemán, y que perturban la existencia de la chica. Entre ellos está Goga, que hace muy buenas migas con Marie. Pero los isleños la acusan de colaboracionista. 
El filme está narrado desde el punto de vista de la protagonista y del uso de su imaginación, lo que hace que la imagen adquiera un mayor protagonismo, algunas son realmente atrevidas y originales.
La historia es interesante, con un argumento que, a priori, tenía potencial, pero el trabajo realizado en los dos primeros tercios (incluyendo las visiones repletas de fantasía de la protagonista) se ven perjudicados por la parte final, desde la secuencia de la batalla (pocas se recuerdan tan torpes y tan mal rodadas) hasta la resolución final, demasiado acaramelada (canción y mariposas incluidas). 


El regreso
españa, 2009
director: nonio parejo. productor: pepe álvarez. guión: nonio parejo. fotografía: federico ribes, nonio parejo. montaje: fouad morad, juan josé mulero.

Esta es una de esas cosas que pasan en este festival nuestro y que no tienen mucho sentido. Y es que no tiene una explicación lógica que en la sección oficial a concurso de un certamen cinematográfica participe una cinta documental (mucho más cuando existe una sección específica para este género) que además ha sido creada para televisión, no para cine. Pero, de todos modos, intentemos hablar de esta El regreso que ha dirigido Nonio Parejo. 
El regreso se centra en la figura de Juan Goytisolo, en su vuelta a Almería cincuenta años después de la publicación de sus obras sobre la provincia, en sus recuerdos de entonces y en cómo ve los cambios que ha experimentado el paisaje desde entonces. 
La parte de ficción chirría en exceso, sobran escenas, sobra la voz en off con los textos de sus obras (son excesivos), y (más que ser un reconocimiento al autor) resulta una exacerbadamente reverencial. E incluso puede resultar algo demagoga.


Tender Son – The Frankenstein Project
hungría-alemania-austria, 2010
título original: szelíd teremtés - a frankenstein terv. director: kornél mundruczó. productor: viktória petrányi, susanne marian, philippe bober, gabriele kranzelbinder, gábor kovács. guión: k. mundruczó, yvette bíró. fotografía: mátyás erdély. música: philipp e. kümpel, andreas moisa, györgy kurtág, péter zombola. montaje: dávid jancsó. intérpretes: rudolf frecska, k. mundruczó, lili monori, kitty csíkos, miklós székely, diana kiss, natasa stork, kata weber, sandor terhes.

Esta es la tercera vez que el húngaro Kornél Mundruczó participa en la sección oficial de este certamen, y hasta ahora no ha tenido suerte, ya que ni Johanna hace cinco años, ni Delta hace dos tuvieron buena acogida (aunque esta segunda fue la favorita del año del que suscribe). Y todo parece indicar que con Tender son (A Frankenstein project) no se va a cumplir la máxima de 'a la tercera va la vencida', ya que el recibimiento por el grueso de la crítica tampoco ha sido demasiado halagüeño.
Libérrima adaptación de la obra cumbre de Mary Shelley que aparece en el título, la historia se centra en Rudi, un joven de diecisiete años que vuelve a casa después de pasar casi toda su vida en una casa de acogida, esperando encontrar el amor de su familia, pero solo recibe rechazo; accidentalmente acaba en un casting, y el director cree encontrar en él la inocencia que busca, pero un terrible suceso le convierte en asesino, y escapa. La única posibilidad de redención está en su padre perdido mucho tiempo atrás.
Mundruczó nos muestra una vez más su estilo austero, parco en palabras y en alharacas, tan seco que es difícil entrar en sus historias, en sus planteamientos. Pero, no obstante, puede resultar hipnótico en algunos momentos. La novedad es que en este filme es (ligeramente) más accesible que en anteriores ocasiones.
Mundruczó, que también participa como intérprete, realiza aquí una cinta más narrativa que su obra anterior, la fascinante Delta, en la que trazaba un complejo entramado, que tenía asimismo su metáfora visual en el laberinto de canales e islas en el que se perdían los personajes, y resulta más fácil comprender el argumento. La historia es más sencilla, y eso quizás haya hecho bajar el nivel respecto a la anterior, aunque su estética contenida y su estilo visual, de planos cerrados, cercanos a los personajes, que también se cierran en sí mismos y apenas dejan entrever sus sentimientos, se mantiene. Quizás lo más complejo de la cinta sea comprender dónde está la adaptación del Frankenstein de Shelley, y ahí debemos recurrir no al argumento de la obra, sino a las segundas intenciones, al mensaje oculto: la relación entre el creador y su creación (que aquí no sería director y película, sino padre e hijo), y a la reflexión sobre la responsabilidad que tiene el autor sobre su obra.


Son of Babylon
irak-reino unido-holanda-francia-emiratos árabes-egipto-palestina, 2010
director: mohamed al-daradji. productor: isabelle stead, atia al-daradji, m. al-daradji. guión: jennifer norridge, m. al-daradji, mithal ghazi. fotografía: m. al-daradji, duraid al-munajim. montaje: pascale chavance, mohamed jbara. intérpretes: yasser taleeb, shehzad hussen, bashir al-majid

Después de pasearse por numerosos festivales a lo largo y ancho de todo el mundo, y haber sido preseleccionada por Irak para competir por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, Son of Babylon recala en Sevilla, un certamen en el que (a primera vista, al menos) no tendría cabida por su procedencia, ya que, aunque parte del capital es europeo (francés, holandés y británico) a nadie se le escapa que la película no es de de este continente, ya que ni la temática, ni el tratamiento, ni los paisajes, ni la dirección lo son. Así, resulta curioso que una de las mejores cintas proyectadas a concurso hasta ahora en este festival de cine europeo, y una de las que tiene mayores posibilidades de alzarse con un premio (de momento) no sea (del todo) europea.
La cinta nos sitúa al norte Irak, poco después de la caída de Saddam, y nos cuenta las peripecias de Ahmed, un pequeño kurdo que sigue a regañadientes a su obstinada abuela en un peregrinaje a pie, cruzando el país en búsqueda del hijo de ésta, padre de aquel, que partió doce años atrás a la guerra y del que no han vuelto a tener noticias. En el camino desde las montañas al desierto de Babilonia viajan con desconocidos y se cruzan con otras personas que peregrinan como ellos.
Son of Babylon es un filme muy cercano a una road movie (no busquen lo que los americanos entienden como película de carretera), que no pierde la sonrisa y ofrece toques de comedia incluso dentro del drama y del dolor de una búsqueda que se sabe difícil pero en la que no se pierde la esperanza, y que el director sabe reflejar en cada momento.
Una delicia de película que se ve con facilidad, que se disfruta de principio a fin, muy fresca, completamente interpretada por actores amateurs (¡y qué diferencia con las actuaciones no profesionales de El regreso, que vimos ayer!) Sobra una secuencia de la imposible búsqueda, y hay datos que no terminan de cuadrar (la edad del niño, por ejemplo), pero hasta el momento es lo mejor que ha pasado por el concurso.


Naufragio
españa, 2010
director: pedro aguilera. productor: josé maría lara. guión: pedro aguilera. fotografía: arnau valls colotier. música: walkerland. montaje: julia juániz. intérpretes: solo touré, kándido uranga, iñake irastorza, alex merino, julio perillán, ruth armas, ramón barea, carlos bravo, jakob dembele.

Esta es la edición del festival que ha tenido mayor presencia española, y a falta de que se proyecte Flamenco, Flamenco, que no participará en el concurso, esta es la última cinta nacional que veremos. Y la sensación que nos queda es realmente pobre. Aunque en este caso, no lo podemos negar, las intenciones son buenas. Pero, claro, eso no lo es todo.
Naufragio nos cuenta la historia de Robinson, un subsahariano que tras naufragar llega a las costas de Almería. Pero él no es uno más, oye voces y un espíritu le guía marcándole una misión: debe matar a un hombre.
Pedro Aguilera dirige su segunda película, después de que la primera despertara gran interés e incluso llegase a proyectarse en el Festival de Cannes. En esta ocasión, el director parece haberse dejado llevar más por la forma que por el fondo. Las imágenes de las visiones o trances de Robinson son recurrentes, pero aún más lo son las de éste invocando a unos espíritus que le van marcando el camino a seguir. Este aspecto sí es interesante, el protagonista tiene una única obsesión, una única meta, y no quiere distracciones que le desvíen del camino, por ello trata de evitar en lo posible lo que para él resulta accesorio: dinero, trabajo, sexo…
En el apartado estético, Aguilera realiza una planificación (digamos) diferente. No inventa nada, pero utiliza largas tomas estáticas de primeros planos que no conducen a nada ni dan a entender nada, y (lo que más llama la atención) numerosos planos inclinados sin otra finalidad concebible que la de epatar. Pero la historia no termina de enganchar, de convencer, y resulta sintomático que, al final, no termine de quedar claro quién era su objetivo y por qué.Tiene buenas intenciones, pero no logra llegar a su objetivo.


The Poll diaries
alemania-austria-estonia, 2010
director: chris kraus. productor: alexandra kordes, meike kordes. guión: c. kraus. fotografía: daniela knapp. montaje: uta schmidt. intérpretes: paula beer, edgar selge, tambet tuisk, jeanette hain, richy müller,

Basada en una historia real (como tantas otras de las cintas que suelen participar en el certamen hispalense), The Poll diaries narra (a grandes rasgos) las memorias de la autora alemana, prácticamente desconocida, Oda Schaeffer.
La acción se sitúa en Estonia, a finales de la I Guerra Mundial. La pequeña Oda regresa a casa de su padre, que vive con su nueva mujer, llevando consigo el cadáver de su madre. Son tiempos en los que la tensión va creciendo entre los rebeldes estonios y los lituanos, que quieren liberar su tierra, los alemanes que temen perder el poder que ostentan en la zona desde hace años, y los rusos, que ansían dominar el territorio. Oda conocerá accidentalmente a un rebelde que se oculta de sus perseguidores, y ocultándolo a todos comenzará una amistad con él.
Que nadie piense aquí que estamos ante la típica historia de amor imposible. Nada de eso. Son dos almas casi gemelas que ansían lo mismo, escapar, huir. Pero no pueden hacerlo por separado, y mucho menos juntos.
Chris Kraus, que ya estuvo en Sevilla hace cuatro años con la interesante Cuatro minutos, logra recrear la tensión existente en la época, sin necesidad de recurrir a batallas, enfrentamientos y demás, simplemente con las miradas, con las palabras, y muestra cómo la tensión se extiende a la propia familia y sus allegados, problemas que son los que empujan a Oda a buscar lo que encuentra en los suyos en los otros (no digamos más, para no desvelar demasiado).
La cinta de Kraus, recientemente premiada en el Festival de Roma con el Premio Especial del Jurado, consigue crear atmósferas envolventes y suaves, logra sin ningún problema que empalicemos con la protagonista (aunque ahí le ayuda el soberbio trabajo de la joven Paula Beer, un nombre a tener en cuenta en un futuro).


En un mundo mejor
dinamarca 2010
título original: haevnen. director: susanne bier. productor: sisse graum jørgensen. guión: s. bier, anders thomas jensen. fotografía: morten søborg. montaje: morten egholm, pernille bech christensen. intérpretes: mikael persbrandt, trine dyrholm, ulrich thomsen, markus rygaard, william jøhnk nielsen, bodil jorgensen, elsebeth steentoft, martin buch, anette stovebaek, kim bosnia.

Se esperaba mucho de la nueva cinta de la danesa Susanne Bier, directora que ya nos ha hecho pasar otros buenos ratos en una sala de cine, y la espera ha valido la pena. Tras su breve paso por la industria americana, donde rodó, Cosas que perdimos en el fuego, regresa a Europa con En un mundo mejor, una película fascinante, compleja y muy interesante que explora y contrapone dos sociedades tan distintas como las del norte de la rica Europa y la de la África más pobre y deprimida.
Anton es un médico danés que trabaja en un campo de refugiados de un país en guerra de África. En Dinamarca, su mujer pasa mucho tiempo sola con el hijo de ambos, Elia, que sufre el acoso escolar de varios compañeros. Entonces llega Christian, un niño que acaba de perder a su madre víctima de cáncer, y que traduce todo su dolor en violencia. Elia se siente atraído por la fuerte personalidad del chico. La amistad entre ambos se convierte en un peligroso juego de venganzas, que hace tambalear la vida de las dos familias.
La dirección de Bier es soberbia, plasmando a la perfección la frialdad de las emociones en la elección de planos, ambientaciones, localizaciones. Los personajes están magníficos, y el guión, con algún breve bajón de intensidad en un par de momentos, mantiene en tensión al espectador en todo momento.
Uno de los mayores aciertos de Susanne Bier (y no es la primera vez que lo hace) es que se limita a plantear preguntas, sin dar las respuestas, y es el espectador el que debe sacar sus propias conclusiones. Y lo hace enfrentando dos mundos casi antagónicos: ¿es nuestra avanzada sociedad occidental (ejemplificada en ese pequeño pueblo de Dinamarca en el que viven los protagonistas) el modelo para un mundo mejor?, ¿o bajo la superficie de nuestra civilización se esconde el mismo caos que se produce en un país en guerra donde no hay ley?
Si todas las películas fuesen así, este sería un mundo un poquito mejor.


Black Field
grecia, 2010
director: vardis marinakis. productor: george lykiardopoulos. guión: v. marinakis. fotografía: marcus waterloo. montaje: yiannis halkiadakis. intérpretes: sofia georgovassili, christos passalis, despoina bebedeli, maria panourgia, despoina kourti, vaggelio andreadaki, hakan boyav.

Una película más de amores imposibles. De esas de chico conoce a chica y se enamoran. Son de mundos opuestos, y deben luchar por su amor. Una de esas que Hollywood nos ha obligado a tragarnos en innumerables ocasiones, pero hecha en Grecia, transcurre hace cuatrocientos años, y las intenciones del director son más líricas, más poéticas. Aunque también, ahí está la pega, más vacías.
La acción transcurre en el año 1654. Grecia está bajo el yugo del Imperio Otomano. Un jenízaro (un cristiano que era capturado siendo niño y obligado a combatir en el ejército turco) llega gravemente herido, después de desertar, a un convento perdido donde habitan un grupo de monjas. La joven Anthi, que ha hecho voto de silencio, le cuida. Se enamoran y escapan. Pero ella guarda un terrible secreto (por eso calla). En realidad, es un hombre, que ha crecido escondido en el convento para evitar ser capturado por los jenízaros.
La película se pierde en imágenes de paisajes, pretendidamente bellas, pero que no aportan nada a la historia (una vez que se ha situado el escenario en las montañas, y se han mostrado planos generales de las mismas, deja de tener sentido repetirlos una y otra vez), además de tener varios momentos sin sentido y difíciles de explicar.
Director y actriz debutan en el cine con esta película. Y se nota. Aún así, la aburrida Black field ha ganado los premios a las mejores fotografía y dirección artística de la academia griega, y ha sido la elegida por el país heleno para representarlos en los Oscar. Lo cual indica lo malo que ha debido de ser el año para su filmografía.


Joy
holanda, 2010
directora: mijke de jong. productor: frans van gestel. guión: helena van der meulen. fotografía: ton peters. música: rini dobbelaar. montaje: dorith vinken. intérpretes: samira maas, coosje smid, dragan bakema, sharon schouten, elisabeth hesemans, lisette livingstone.

Este es un festival de repetidores. No es algo que sea novedad este año, pero en esta edición se ha acentuado, ya que de las catorce películas a concurso, tres son de directores que repiten en el certamen. Mijke de Jong, directora de esta película, es la tercera en entrar en competición. Y aunque en su anterior participación triunfó con La hermana de Katia (ganó el Giraldillo de Plata hace dos años), en esta ocasión todo parece indicar que no va a repetir premio.
Joy es una joven que se ha criado en diferentes orfanatos. El único recuerdo que guarda de su madre biológica es el nombre que ésta le puso antes de abandonarla. Ahora, sea porque su mejor amiga está embarazada o porque la familia de su novio serbio va a celebrar una boda, aunque éste hace lo posible por ayudarla, en la mente de Joy sólo hay una idea: únicamente será feliz cuando se reúna con la mujer que le dio la vida.
La directora toma dos referentes clave (muy buenas películas las dos) y, ya se sabe, si copias algo bueno tienes que hacerlo muy bien para no caer. Éstos son Rosetta, de los hermanos Dardenne y, en menor medida, Fish tank, de Andrea Arnold, que vimos en el SEFF el año pasado.
La cámara persigue nerviosa en incansablemente a la protagonista (como pasaba en la primera de las cintas nombradas) en su deambular por las calles de Ámsterdam. De hecho, Joy (el personaje) tiene mucho de Rosetta, es grosera, egoísta, malencarada, aunque (aquí la principal diferencia) mucho más sexual que la chica que nos mostraron los Dardenne.
Se esperaba mucho de esta cinta, tras el precedente de la anterior, pero el resultado defrauda


Flamenco, flamenco
españa, 2010
director: carlos saura. productor: juan jesús caballero y javier sánchez garcía. guión: c. saura. fotografía: vittorio storaro. director musical: isidro muñoz. montaje: vanessa l. marimbert.

Hace catorce años el director oscense Carlos Saura dirigió la película Flamenco, que fue un hito en la historia de la cinematografía española. Ahora, gracias a la mediación de una productora sevillana ha podido llevar a buen puerto la película que llevaba más de una década queriendo hacer. Para ello ha contado con gran parte del equipo de la primera, y con la ayuda inestimable del supervisor musical Isidro Muñoz (hermano de Manolo Sanlúcar, que también participa en la cinta) y del maestro Vittorio Storaro en la dirección de fotografía.
Y en esos apartados la calidad es incuestionable. Storaro es uno de los grandes, y las imágenes por él creadas para esta película son fascinantes y de gran belleza. Todas ellas. Saura ha planteado todos los números, al igual que en la cinta previa, en una nave (que aquí es el Pabellón de los Descubrimientos de la Expo'92) y como hilo conductor diversas pinturas que recrean temas andaluces.
El director e Isidro Muñoz han seleccionado a un grupo que aúna a las nuevas voces del flamenco, jóvenes talentos que están aportando aire fresco, nuevas visiones y aportando fusiones al flamenco más ortodoxo, tanto al cante como al baile (Manuel Poveda, Israel Galván, Eva “Yerbabuena”, Rocío Molina...), así como los grandes clásicos (Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, José Mercé...)
Pero, no nos engañemos, esto es lo que es. No es un musical, no es ficción, no es un documental. Simplemente es una sucesión de cuadros flamencos, con los mejores artistas, bellamente fotografiados por Storaro, y unida por una serie de pinturas. Nada más. Y eso no es una novedad, es exactamente lo mismo que ya vimos en la primera cinta de la serie.
Era lo que se esperaba. Ni más ni menos. Ninguna novedad.


The happy housewife
holanda, 2010
director: antoinette beumer. producción: hans de weers, reinout oerlemans, sim van veen. guión: marnie blok, karen van holst pellekaan, basada en la novela de heleen van royen. fotografía: bert pot. montaje: annelien van wijnbergen. intérpretes: carice van houten, waldemar torenstra, rené van 't hof, matthijs van nieuwkerk, jaap spijkers, rik launspach, marcel hensema, eric van der donk, lotje van lunteren.

En una edición en la que el país invitado era Holanda y había tres cintas holandesas en la sección oficial fue una película de esta nacionalidad la que cerró el concurso. Las dos anteriores habían decepcionado, y de esta se esperaba algo más. Pero no termina de funcionar.
La protagonista, a la que se refiere el título, es Lea, una azafata que trabaja en una línea aérea y que vive feliz una vida de lujos con Harry, su marido. Harry quiere un hijo, pero Lea, que no piensa renunciar a su estado actual, sin compromisos, no lo tiene nada claro. Pero se queda embarazada, y tras un parto traumático, Harry se centra en el cuidado del pequeño, y ella se sumerge en una depresión que la aleja de la realidad. Su objetivo desde entonces es volver a su vida anterior, una vida en la que sólo están ella y su marido.
Carice van Outen, protagonista absoluta de la historia, hace un gran trabajo, aunque, como la película, en ocasiones se pierde. El guión, basado en una novela que, a su vez, está basado en un hecho real, tiene altibajos, y da muestra de un gran sentido del humor, incluso en los momentos más dramáticos dentro de la institución psiquiátrica.
Hay una frase, ya en la segunda mitad de la película, en la que la madre de la protagonista, habla con su nieto (recién nacido) de su hija, y madre del mismo: “saluda a tu madre, se perdió, pero ha encontrado el camino de vuelta”. La frase define a la perfección a la película en sí misma: empieza de modo brillante, su primera media hora (algo más) es potente, de gran intensidad, con un comienzo divertido que evoluciona hacia el drama. Después se pierde, divaga y deambula sin saber dónde quiere ir a parar. Pero recupera el camino perdido y vuelve a la buena senda. El problema es que acaba por perderse de nuevo y definitivamente.


Silent Souls
rusia, 2010
director: aleksei fedorchenko. producción: igor mishin, mary nazari. guion: denis osokin, basado en la novela 'ovsyanki', de aist sergeyev. fotografía: mikhail krichman. música: andrei karasyov. montaje: sergei ivanov. intérpretes: yuliya aug, igor sergeyev, ivan tushin, yuriy tsurilo

La experiencia que teníamos de anteriores años con las películas rusas nos hacía temer lo peor ante la proyección de Silent souls. Y como temíamos, el resultado es malo. Bastante.
Miron acaba de perder a su joven mujer, Tanya, y le pide a su amigo Aist que le ayude a despedirse de ella según la tradición de la cultura merja, a la que ambos pertenecen. Para ello recorren miles de kilómetros a través de inmensos paisajes. Durante el camino, como es costumbre en los merja, Miron comparte secretos íntimos de su vida conyugal. Cuando llegan al destino, Miron se da cuenta de que no era el único que quería a Tanya.
La película, narrada (como es costumbre en las cintas rusas que llegan al festival) con un tono pausado, monocorde, relajado hasta el extremo, se parece más a un documental sobre la tribu merja (asimilada por los rusos hace tres siglos, pero que sigue manteniendo parte de sus costumbres) que a otra cosa y tiene secuencias metidas a la fuerza en el guión (la 'obligación' de llevarse los pájaros al viaje, o el encuentro con las prostitutas, por ejemplo), y un final que no se cree nadie.
Muy floja. Aunque eso ya lo esperábamos.

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