PRINCIPIANTES
Novatos en el arte de vivir
estados unidos, 2011.
título original: beginners. escrita y dirigida por: mike mills. producción: miranda de percier, lars knudsen, leslie urdang, jay van hoy, dean vanech. fotografía: kasper tuxen. música: roger neil, dave palmer, brian reitzell. montaje: olivier bugge coutté. intérpretes: ewan mcgregor, christopher plummer, mélanie laurent, goran visnjic, kai lennox, mary page keller, keegan boos, china shavers, melissa tang.
La segunda película como director de Mike Mills no puede estar más alejada de aquella que le sirvió de debut. Si Thumbsucker (2005) era una comedieta a ratos absurda a ratos inmadura y casi siempre irritante, con esta Principiantes nos situamos en una cinta más sincera, una comedia agridulce sobre el amor y la felicidad, con elevadas dosis de autobiografía por parte de su creador.
Oliver conoce a Anna en una fiesta pocos meses después de la muerte de su padre, Hal, quien tras la muerte de su mujer, con la que había estado casado cuarenta y cuatro años, salió del armario para disfrutar plenamente de la vida. La honradez de Hal hizo que padre e hijo se sintieran mucho más próximos que antes. Y ahora, Oliver se esfuerza por amar a Anna con el valor, la esperanza y el humor que su padre le legó.
Aunque la muerte tenga una presencia permanente, Principiantes es una película vitalista, divertida y emotiva. Sin ser una cinta de humor, no hay nadie que no pueda evitar sonreír en muchos momentos; sin ser un drama, hay ocasiones que emocionan; y (casi) siempre hace sentirse bien.
El trabajo del trío protagonista es fantástico: aunque no termina de estar claro el origen de la tristeza de Oliver (se intuye que pueda ser por la muerte de sus progenitores, pero en las imágenes del pasado, con ambos vivos, tampoco era precisamente un ser alegre), Ewan McGregor hace que resulte creíble y convincente en todo momento; a pesar de que no tenemos prácticamente ninguna información sobre Anna más que lo (poco) que ella cuenta, la sola presencia de Mélanie Laurent (inolvidable Shosanna de Malditos bastardos) ilumina la pantalla; pero es Christopher Plummer el que se lleva la palma dando toda una lección de impresionante talento. Aunque la verdad (todo hay que decirlo) es que la sorpresa de la película, en este apartado, la tenemos en el perro que persigue permanentemente al protagonista, y que ofrece los momentos más hilarantes de la cinta.
La película comienza siendo muy floja, aunque va subiendo su nivel progresivamente y sin descanso. Mills se apoya en algunos juegos de montaje, mezclando varios momentos temporales, e incluso realidades alternativas de cómo sucedieron los hechos que nos cuenta, aunque visualmente no aporta ningún nuevo descubrimiento.
Principiantes es una película extraña y hermosa, una bella historia, que rinde tributo a unos personajes que, pese a todo, se levantan cada mañana con en firme convencimiento de renacer, de que va a ser un gran día.
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