9.5.07

RETRATO DE UNA OBSESION

Biografía no tan real

estados unidos, 2006.
título original: fur: an imaginary portrait of diane arbus. director: steven shainberg. producción: laura bickford, patricia bosworth, andrew fierberg, william pohlad, bonnie timmermann. guión: erin cressida wilson, basado en el libro de patricia bosworth. fotografía: bill pope. música: carter burwell. montaje: kristina boden, keiko deguchi. intérpretes: nicole kidman, robert downey jr., ty burrell, harris yulin, jane alexander, emmy clarke, genevieve mccarthy, boris mcgiver.


Hay dos modos (fundamentalmente) de narrar la vida de algún personaje real en el cine. Una es contar su vida, o una parte de ella, con (más o menos) cierta objetividad, y la otra (bastante menos común) es basarse en dicho personaje real para contar una historia que, muy posiblemente, jamás le ocurrió a este/a.
Aquí nos encontramos con este segundo caso, con un retrato imaginario (como su título original indica) de la que fue una de las más importantes fotógrafas de la vanguardia del siglo XX, Diane Arbus, en concreto, en el tránsito de ayudante de su marido en un clásico estudio fotográfico hasta tomar ella las riendas de su destino y ponerse tras el objetivo para captar sus propias imágenes.
La historia comienza a mediados de los años 50, Diane Arbus es en un ama de casa modélica, que ayuda a su marido en la elección de las mejores poses y tomas para su trabajo de fotógrafo de catálogos. La llegada de un nuevo vecino Lionel, que se oculta tras una máscara por un exceso de vello corporal por el que fue exhibido en circos cuando era pequeño, despertará algo en su interior y se decidirá a hacer algo que su marido le lleva diciendo mucho tiempo, que coja la cámara que le regaló y haga fotos. La amistad que surgirá entre Diane y Lionel contribuirá a forjar su personalidad artística.
La atracción de Arbus por los personajes marginados por la sociedad del momento (enfermos mentales, fenómenos de circo, siamesas, gigantes, etc) es producto, según la cinta de Shainberg (que ya llamó la atención con su anterior filme, la aún más -mucho más- políticamente incorrecta Secretary) de una fascinación por estos seres, al sentirse ella también diferente, alguien que debe ocultar sus gustos, sus pasiones, por el miedo al qué dirán, y que estaba apoyada en la vida real por las influencias de la fotógrafa austriaca Lisette Model, con la que tomó clases, y por la película La parada de los monstruos (Freaks, de Todd Browning).
Retrato de una obsesión no es una biopic al uso, como ya hemos mencionado, sino que se decanta por cierta dosis de humor en las situaciones que (supuestamente) marcaron la vida y la trayectoria de la fotógrafa. El viaje que emprende Diane desde su tranquila y monótona vida, hasta los bajos fondos en los que se sumerge guiada por Lionel, está más cercano a la aventura de una Alicia (incluso hay un conejo, como en el cuento de Carroll) en un país (para ella) maravilloso, que a un tránsito traumático hacia mundos y personajes totalmente diferentes a los que estaba acostumbrada hasta ese momento. Y ella no parece asustarse. Y el espectador, que no es tonto, no se toma en serio estos momentos, más cercanos a la fantasía, a cuentos como La Bella y la Bestia, que a la biografía de un fotógrafa de vanguardia. Si lo hiciera se sentiría aturdido, sin poder explicarse porque la protagonista tiene esas reacciones.
Interesante, siempreque no se tome demasiado en serio.

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