HOSTEL 2
Americanas en Europa
estados unidos, 2007.
título original: hostel: part ii. director: eli roth. producción: chris briggs, mike fleiss, eli roth. guión: eli roth. fotografía: milan chadimas. música: nathan barr. montaje: george folsey jr, brad e. wilhite. intérpretes: lauren german, roger bart, heather matarazzo, bijou phillips, richard burgi, vera jordanova, jay hernández, jordan ladd, edwige fenech, stanislav ianevski, zuzana geislerová, milan knazko.
Tras el inesperado éxito de público que obtuvo hace dos años la primera parte de Hostel, el mismo equipo técnico (y sólo Jay Hernández del artístico) vuelven a las andadas con una segunda entrega con un punto de partida bastante parecido al de aquella ocasión, con unas leves variaciones, aunque alguna que, en principio, hacía interesante la propuesta.
Tres chicas americanas, con poca experiencia en la vida, pasan unas vacaciones en Roma cuando conocen a una guapa modelo europea que las invita a una excursión a un relajante spa natural. Y las chicas aceptan. Lo que no saben, ni esperan, es que van a entrar a formar parte de un mundillo en el que van a convertirse en piezas de una subasta, objetos para que un grupo de
adinerados hombres y mujeres de negocio se entretengan martirizándolas, torturándolas, por el simple placer de matar a un ser humano.
La mayoría de cambios respecto a la primera parte son leves: los chicos de la anterior son ahora chicas; Amsterdan se sustituye aquí por la capital italiana; y poco más. Los lugares donde se llevan a cabo las cacerías humanas, los siniestros lugares en los que tienen las escenas más sangrientas de la película (que aunque no lo parezca son sólo unas dos o tres) siguen teniendo lugar en la misma fábrica abandonada de Eslovaquia (afortunadamente, yo sólo estuve allí de paso, tres o cuatro horas el verano pasado, cuando visité aquellas tierras, sin tiempo a que fuera captado por estas organizaciones; a parte de que todo es pura ficción, claro...), y el elemento sexual sigue estando presente, aunque en menor medida que en la primera entrega, y es el que mueve a los personajes.
El principal punto fuerte de la historia es que, a pesar de estar protagonizado por las tres chicas americanas, el filme se centra más en la organización que en las víctimas. Conocemos quiénes están detrás, cómo eligen los verdugos a sus víctimas, cuánto pagan por ellas...
Quentin Tarantino (que pronto estrenará su nuevo trabajo tras las geniales dos entregas de Kill Bill) sigue estando en la producción ejecutiva, y se nota su mano sobre todo en su habitual gusto por autoreferenciarse cada vez que puede (en la habitación del hostal las chicas están viendo Pulp Fiction).
En fin, Eli Roth en estado puro, cine de terror con mucha sangre y más violencia, no apta para estómagos delicados. Una película con que los fans no se sentirán defraudados.
Aunque el guión es más flojo (aquí el director también se ha encargado del libreto, cosa que debería dejar a los profesionales, porque no es lo suyo, la verdad), tiene más dósis de humor. Y así es como hay que tomársela, como un cinta cuasi cómica. Utilizando una frase de una de la gran serie Padre de Familia, habría que decir, "es tan mala que no le quedará más remedio que decir, 'coño, tiene su gracia'".
Es enfermiza, es retorcida, algunas escenas (aunque pocas) provocan ganas de querer vomitar. Pero me gustó. Que dios me ayude...
Tres chicas americanas, con poca experiencia en la vida, pasan unas vacaciones en Roma cuando conocen a una guapa modelo europea que las invita a una excursión a un relajante spa natural. Y las chicas aceptan. Lo que no saben, ni esperan, es que van a entrar a formar parte de un mundillo en el que van a convertirse en piezas de una subasta, objetos para que un grupo de

La mayoría de cambios respecto a la primera parte son leves: los chicos de la anterior son ahora chicas; Amsterdan se sustituye aquí por la capital italiana; y poco más. Los lugares donde se llevan a cabo las cacerías humanas, los siniestros lugares en los que tienen las escenas más sangrientas de la película (que aunque no lo parezca son sólo unas dos o tres) siguen teniendo lugar en la misma fábrica abandonada de Eslovaquia (afortunadamente, yo sólo estuve allí de paso, tres o cuatro horas el verano pasado, cuando visité aquellas tierras, sin tiempo a que fuera captado por estas organizaciones; a parte de que todo es pura ficción, claro...), y el elemento sexual sigue estando presente, aunque en menor medida que en la primera entrega, y es el que mueve a los personajes.
El principal punto fuerte de la historia es que, a pesar de estar protagonizado por las tres chicas americanas, el filme se centra más en la organización que en las víctimas. Conocemos quiénes están detrás, cómo eligen los verdugos a sus víctimas, cuánto pagan por ellas...
Quentin Tarantino (que pronto estrenará su nuevo trabajo tras las geniales dos entregas de Kill Bill) sigue estando en la producción ejecutiva, y se nota su mano sobre todo en su habitual gusto por autoreferenciarse cada vez que puede (en la habitación del hostal las chicas están viendo Pulp Fiction).
En fin, Eli Roth en estado puro, cine de terror con mucha sangre y más violencia, no apta para estómagos delicados. Una película con que los fans no se sentirán defraudados.
Aunque el guión es más flojo (aquí el director también se ha encargado del libreto, cosa que debería dejar a los profesionales, porque no es lo suyo, la verdad), tiene más dósis de humor. Y así es como hay que tomársela, como un cinta cuasi cómica. Utilizando una frase de una de la gran serie Padre de Familia, habría que decir, "es tan mala que no le quedará más remedio que decir, 'coño, tiene su gracia'".
Es enfermiza, es retorcida, algunas escenas (aunque pocas) provocan ganas de querer vomitar. Pero me gustó. Que dios me ayude...
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