SEVILLA FESTIVAL DE CINE EUROPEO (S.O.C) PEPPERMINTA
Atracón de colores
suiza-austria, 2009.
suiza-austria, 2009.
título original: pepperminta. directora: pipilotti rist. producción: christian davi, christof neracher, antonin svoboda. guión: chris niemeyer, pipilotti rist. fotografía: pierre mennel. música: anders guggisberg, roland widmer. montaje: gion-reto killias. intérpretes: ewelina guzik, sven pippig, sabine timoteo, elisabeth orth, noëmi leonhardt, oliver akwe.
De piedra nos quedamos cuando asistimos a la proyección de la última película que competía en el concurso. Después del gran sabor de boca que nos había dejado la anterior cinta sólo un par de horas antes, aquello fue una tortura china, un viaje alucinógeno y colorista que no puede entenderse más que cómo ejercicio estético, es como si a una niña pequeña (detrás de la cámara está la artista visual Pipilotti Rist, de ahí lo de usar el femenino) le hubiesen dado una cámara y está se pusiese a correr, a rodar por el suelo, dando vueltas de campana, brincando, subiéndose a todo lo que ve y saltando después, todo ello sin soltar la cámara.
La protagonista de este cuento alucinógeno es Pepperminta, una joven con una imaginación desbordante, que vive en un mundo propio, con sus leyes y sus mascotas: las fresas. Quiere que todos vean el mundo como ella, y se alía (más bien convence) a Werwen, un tímido regordete al que ella ve muy atractivo, y Edna, una chica que habla con los tulipanes, para que se unan a su cruzada de hacer un mundo mejor.
De piedra nos quedamos cuando asistimos a la proyección de la última película que competía en el concurso. Después del gran sabor de boca que nos había dejado la anterior cinta sólo un par de horas antes, aquello fue una tortura china, un viaje alucinógeno y colorista que no puede entenderse más que cómo ejercicio estético, es como si a una niña pequeña (detrás de la cámara está la artista visual Pipilotti Rist, de ahí lo de usar el femenino) le hubiesen dado una cámara y está se pusiese a correr, a rodar por el suelo, dando vueltas de campana, brincando, subiéndose a todo lo que ve y saltando después, todo ello sin soltar la cámara.
La protagonista de este cuento alucinógeno es Pepperminta, una joven con una imaginación desbordante, que vive en un mundo propio, con sus leyes y sus mascotas: las fresas. Quiere que todos vean el mundo como ella, y se alía (más bien convence) a Werwen, un tímido regordete al que ella ve muy atractivo, y Edna, una chica que habla con los tulipanes, para que se unan a su cruzada de hacer un mundo mejor.

Es cierto que la película es muy imaginativa y transgresora, de eso no hay duda. Pero valorarla por ello sería como decir que una cinta es buena porque tiene unos efectos especiales acojonantes… Pepperminta, para que nos entendamos, sería como rodar lo que pasaría si soltáramos a unos teletubbies subidos de tono y con una sobredosis de éxtasis y LSD en un mundo coloreado por una Ágata Ruiz de la Prada pasada de rosca. Y todo ello sin que tuviera el más mínimo sentido. ¿Podría alguien aguantar algo así?
No hay comentarios:
Publicar un comentario