13.3.12

INTOCABLE

La extraña pareja

francia, 2011.
título original: intouchables. escrita y dirigida por: eric toledano y olivier nakache. producción: nicolas duval adassovsky, yann zenou, laurent zeitoun. fotografía: mathieu vadepied. música: ludovico einaudi. montaje: dorian rigal-ansous. intérpretes: françoiz cluzet, omar sy, anne le ny, audrey fleurot, clothilde mollet, alba gaïa bellugi, cyril mendy, christian ameri, marie-laure descoureaux, gregoire oestermann.


Hay películas 'pequeñas' que llegan a ser grandes éxitos, que todo el mundo va a ver a las salas de cine. Y hay dos explicaciones plausibles para estos casos. O bien, efectivamente, estamos ante una gran película, con potencial, con grandes dosis de calidad; o bien (el caso más abundante) la cinta no es tan buena, pero algo ocurre para que empiece a correr el boca a oreja, la bola va creciendo y el éxito es cada vez mayor, sin que uno termine de comprender muy bien por qué. 
Intocable, el último boom del cine francés, estaría a medio camino de los dos casos anteriores. Podría asemejarse al hecho de beberse (de una sentada) una jarra de rebujito en la feria: es dulce, entra muy bien, todo es maravilloso y te ríes mucho, pero después te levantas, sales a la calle y a medida que pasan los minutos (se te sube a la cabeza) empiezas a ver que no todo es tan bonito. 
Basada en hechos reales, la película cuenta la historia de Philippe, un aristócrata que ha quedado tetrapléjico tras un accidente de parapente, y de Driss, un chico que vive en un barrio marginal, que es todo lo opuesto a Philippe, pero al que éste contrata como su asistente, sin que nadie entienda por qué. Contra todo pronóstico, entre ambos se forjará una profunda y sincera amistad. 
Intocable tiene, como digo, todos los elementos para gustar: una historia de cierta trascendencia, pero sin un tratamiento trascendente, un buen ritmo que mantiene la película siempre arriba, buen humor (incluso con ciertas dosis de comedia negra), buenas interpretaciones que hacen que sientas empatía por todos (repito, todos) los personajes, excelente banda sonora de Ludovico Einaudi (a lo que habría que sumar las composiciones clásicas y las varias muestras de música negra que disfrutamos)... 
Entonces, ¿cuál es el problema? Pues precisamente ese. Todo resulta tan obvio, con una estructura tan clásica, con una construcción del argumento y del montaje tan común, que no hay la más mínima sorpresa (si hasta nos insertan al final el típico plano con los protagonistas de la vida real, para coger ese pellizquito en el espectador. Además, el guión falla en que no hay evolución, y deja muchos huecos sin explicar. La amistad está ahí casi desde el primer momento, casi desde el mismo instante en que Driss es contratado. 
Siendo la película más taquillera en Francia en mucho tiempo, y además un filme que ha recibido el beneplácito de casi toda la crítica, sorprende que únicamente Omar Sy recibiera el premio de la academia francesa (el César al mejor actor principal) de las nueve candidaturas que tenía la cinta. Pero claro, en frente tenía a la que realmente ha sido la mejor cinta francesa de la temporada, The Artist, y contra esta, poco había que hacer.

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