7.10.12

ICE AGE 4

Las ideas se congelan

estados unidos, 2012.
título original: ice age: continental drift. directores: steve martino, mike thurmeier. producción: john c. donkin, lori forte. guión: michael berg, jason fuchs. fotografía: renato falcao. música: john powell. montaje: james palumbo, david ian salter. intérpretes: dibujos animados.



Diez años después de que se estrenara la primera entrega de las aventuras de un grupo de animales prehistóricos ante la llegada de la Edad de Hielo, una película en la que la productora no confiaba demasiado, con las calores que nos asaltan en pleno mes de julio llega la cuarta entrega de esta refrescante historia a la que ya, evidentemente, se le empiezan a agotar las ideas (aunque la saga continuará irremediablemente dentro de tres años, período que normalmente ha separado una de otra).
Los personajes son los mismos, aunque ha pasado un cierto tiempo, y Manny, el mamut, tiene ya una hija adolescente, enamoradiza y con un amigo topo (el pagafantas total), que como es normal en esa edad, está enfadada con su padre. A Syd su familia, la misma que le abandonó, le encuentra y le deja a la abuela, desdentada e inquieta, a su cuidado. Mientras, en la vida de Diego nada parece haber cambiado. Todo comienza cuando, por culpa de la ardilla Scratch, como no, y su obsesiva búsqueda de bellotas, se desencadena el desmembramiento de Pangea y la formación de los continentes. Los tres protagonistas quedan aislados, y deben encontrar el camino para regresar con los suyos.
La historia es simple y más que evidente, con muy poca imaginación; es más, las imágenes del comienzo (Scratch provocando todo el terremoto) están tomadas a saco del cortometraje que protagonizó hace unos años. Todo es tan predecible que hasta los más pequeños espectadores son capaces de verla venir desde lejos. Visualmente, tampoco es que sorprenda demasiado. Es más, hay escenas en la que los gráficos son muy pobres, como si la película se hubiese hecho a la carrera para llegar a tiempo al estreno. Los secundarios son muy básicos y lineales, con una sola capa, como esos insoportables mamuts adolescentes, o los miembros (casi todos) del barco pirata (por cierto, ¿soy el único que ve el tremendo parecido entre el capitán del barco y el Geoffrey Rush de Piratas del Caribe?).
Ice Age 4 demuestra que (aunque siga arrasando en taquilla), en lo referente a ideas, la franquicia está agotada. La cinta es machacona e insistente en cuanto a lanzar mensajes se refiere. Algunos más velados que otros (“al final, la piratería se acaba pagando”). Lo mejor de la película no forma parte de ella: es ese cortometraje que la acompaña, dirigido por David Silverman y con la pequeña Maggie Simpson como protagonista absoluta. Este sí que es una joya muda repleta del ingenio y la pasión de las que carece la película que se proyecta después.

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