Siempre hay alguien mirando
reino unido-dinamarca, 2006.
título original: red road. directora: andrea arnold. producción: carrie comerford. guión: a. arnold, basado en los personajes creados por anders thomas jensen y lone scherfig. fotografía: robbie ryan. montaje: nicolas chaudeurge. intérpretes: kate dickie, tony curran, martín compston, nathalie press, andrew armour, paul higgins.
Que el cine europeo trata temáticas distintas a las del americano, nadie lo discute. O por lo menos que trata las mismas temáticas desde visiones o concepciones completamente diferentes, que el cine de Hollywood jamás se atrevería a utilizar. Ello no implica, no obstante, que sean siempre mejor o peor, una u otra de estas elecciones. Esta película (primera de las tres entregas del proyecto Advanced Party, ideado por Lars von Trier, en el que tres prometedores realizadores crean tres películas con los mismos nueve actores interpretando a los personajes creados por los guionistas daneses Scherfig y Jensen) es un claro ejemplo. De haberse realizado al otro lado del Atlántico el resultado hubiese sido completamente distinto, mucho más comercial. El problema de esta Calle Roja, realizada a este lado del charco, es que no termina de convencer, de ser creíble en determinados aspectos.
Jackie trabaja en una empresa de vigilancia. Su tarea es sencilla, aunque repetitiva y cansina. Debe estar constantemente frente a las pantallas de televisión con las imágenes que captan diversas cámaras de vigilancia repartidas por la ciudad, en busca de posibles delitos, para avisar inmediatamente a las autoridades y grabar y capturar a los infractores. Ella se ha creado su mundo de protección alrededor de esas pantallas, con los gentes a las que cada día ve en sus quehaceres más cotidianos. Pero todo cambia el día en que en una pantalla ve la cara de alguien a quien ni esperaba ni quería volver a ver. Aunque en esta ocasión se verá obligada a actuar y encontrarse con él, no podrá evitarle si quiere cerrar esa página de su pasado.
Calle Roja es un filme interesante, en cuanto al estilo narrativo y al diseño de producción se refiere, pero engañoso en cuanto al argumento. La cinta nos lleva por un camino, nos hace creer una cosa, pero cuando descubrimos el motivo por el que ella tiene este temor, vemos que estábamos muy equivocados.
Ese toque a Gran Hermano (el de Orwell, no el de Milá) en el que varias cámaras puedan estar siempre observando, cómo bailamos mientras limpiamos en casa, cómo hacemos ejercicio, cómo discutimos, cómo tenemos sexo, al hombre que no recoge las heces de su perro en la calle, a las tres adolescentes treceañeras que apuñalan a una compañera... es preocupante. Da una sensación de voyeur que observa, que no actúa, o que lo hace cuando ya es tarde.
Pero como decía, hay elementos en la historia que no acaban de encajar: ¿cómo logra vencer ella ese pánico y se introduce en unas calles que sabe que son muy peligrosas (lo ve cada día)?, ¿cómo si, finalmente, él no es tan mala persona, vive y se rodea de esa gentuza que aparece en el filme?
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