SEVILLA FESTIVAL DE CINE – SECCIÓN OFICIAL________ CAFÉ DEL CRUCE
Malas calles polacas
polonia, 2005.
título original: rozdroze café. director: leszek wosiewicz. producción: maciej karpinski, pawel mossakowski, malgorzata retej, andrzej serdiukow, ryszard sibilski, marek trojak. guión: leszek wosiewicz. fotografía: andrzej ramlau. música: kazik staszewski. montaje: krzystof raczynski y l. wosiewicz. intérpretes: robert olech, piotr glowacki, cesary lukaszewicz, martyna peszko, jacek rozenek, miroslaw zbrojewicz, maria pakulnis, agnieszka krukówna, krzysztof kolberger, sara zaganczyk, dominica markuszewska.
Una vez más, el cine europeo se ocupa de temas que en Hollywood no se atreven a tratar por el puritanismo de la sociedad que mantiene su industria. O bien, lo hacen con un tratamiento bastante distinto al que harían (o hacen, las pocas veces que tratan los temas). En este caso, son el incesto (no consumado, eso sí), el deseo enfermizo que siente un joven por su hermana, los celos que le provocan cuando ella se compromete, lo que le lleva al mal camino, a la delincuencia. Y también la prostitución infantil, en la piel de una niña de trece años que se acuesta con hombres para ganar el dinero que su familia necesita para comer (su madre, que conoce la situación, se disgusta cuando no gana lo suficiente, “pero bueno, ¿es que los hombres ya no quieren acostarse con niñas?”), aunque en ningún momento la niña es forzada a hacerlo, es como si la niña lo hiciese por voluntad propia
.
Grzece es un joven de un pequeño pueblo de Polonia. La ausencia del padre hace que haya crecido bajo la tutela de una despótica madre, junto a su hermana, a la que ama en secreto, y su hermano, disminuido mental, que es el único que siempre está a su lado, que le admira y le entrega todo su afecto, aunque Grzece no piense más que en quitárselo de encima. Él siempre pensó que era el pilar de la familia, el responsable de cuidarlos y sacarlos adelante, pero cuando su hermana, que trabaja en la ciudad como secretaria de un senador, bastante mayor que ella, del que es su amante, y declara a su familia que se ha comprometido con él, que ha abandonado a su mujer por ella, Grzece decide dejar su pueblo para buscar un futuro mejor y recuperar su puesto al frente de la familia y, aunque no lo confiese es lo que más desea, que su hermana deje al senador por él.
Café del cruce tiene algunos logros y muchas más carencias. La cinta comienza como si fuera un Malas calles al estilo polaco, con calles con pandilleros y la policía interrogándolos, música hip-hop, barrios marginales... La historia se vehicula a través de canciones de rap, que narran la historia, con letras que quieren mostrar las carencias y problemas de la juventud polaca, qué les lleva a meterse en el mundo de las drogas y la delincuencia, pero con estilo y retóricas muy pobres. No es lo peor que hemos visto hasta ahora a concurso, pero deja bastante que desear.
polonia, 2005.
título original: rozdroze café. director: leszek wosiewicz. producción: maciej karpinski, pawel mossakowski, malgorzata retej, andrzej serdiukow, ryszard sibilski, marek trojak. guión: leszek wosiewicz. fotografía: andrzej ramlau. música: kazik staszewski. montaje: krzystof raczynski y l. wosiewicz. intérpretes: robert olech, piotr glowacki, cesary lukaszewicz, martyna peszko, jacek rozenek, miroslaw zbrojewicz, maria pakulnis, agnieszka krukówna, krzysztof kolberger, sara zaganczyk, dominica markuszewska.
Una vez más, el cine europeo se ocupa de temas que en Hollywood no se atreven a tratar por el puritanismo de la sociedad que mantiene su industria. O bien, lo hacen con un tratamiento bastante distinto al que harían (o hacen, las pocas veces que tratan los temas). En este caso, son el incesto (no consumado, eso sí), el deseo enfermizo que siente un joven por su hermana, los celos que le provocan cuando ella se compromete, lo que le lleva al mal camino, a la delincuencia. Y también la prostitución infantil, en la piel de una niña de trece años que se acuesta con hombres para ganar el dinero que su familia necesita para comer (su madre, que conoce la situación, se disgusta cuando no gana lo suficiente, “pero bueno, ¿es que los hombres ya no quieren acostarse con niñas?”), aunque en ningún momento la niña es forzada a hacerlo, es como si la niña lo hiciese por voluntad propia

Grzece es un joven de un pequeño pueblo de Polonia. La ausencia del padre hace que haya crecido bajo la tutela de una despótica madre, junto a su hermana, a la que ama en secreto, y su hermano, disminuido mental, que es el único que siempre está a su lado, que le admira y le entrega todo su afecto, aunque Grzece no piense más que en quitárselo de encima. Él siempre pensó que era el pilar de la familia, el responsable de cuidarlos y sacarlos adelante, pero cuando su hermana, que trabaja en la ciudad como secretaria de un senador, bastante mayor que ella, del que es su amante, y declara a su familia que se ha comprometido con él, que ha abandonado a su mujer por ella, Grzece decide dejar su pueblo para buscar un futuro mejor y recuperar su puesto al frente de la familia y, aunque no lo confiese es lo que más desea, que su hermana deje al senador por él.
Café del cruce tiene algunos logros y muchas más carencias. La cinta comienza como si fuera un Malas calles al estilo polaco, con calles con pandilleros y la policía interrogándolos, música hip-hop, barrios marginales... La historia se vehicula a través de canciones de rap, que narran la historia, con letras que quieren mostrar las carencias y problemas de la juventud polaca, qué les lleva a meterse en el mundo de las drogas y la delincuencia, pero con estilo y retóricas muy pobres. No es lo peor que hemos visto hasta ahora a concurso, pero deja bastante que desear.
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