SEVILLA FESTIVAL DE CINE – SECCIÓN EUROPA_EUROPA AMOR ENFERMO
Dos chicas y el amor
rumania, 2006.
título original: legaturi bolnavicioase. director: tudor giorgiu. producción: t. giorgiu. guión: razvan radulescu y cecilia stefanescu. fotografía: alexandru sterian. música: vlaicu golcea. montaje: alexandru radu. intérpretes: maria popistasu, ioana barbu, tudor chirila, catalina murgea, mircea diaconu, virginia mirea, tora vasilescu, valentin popescu, mihai dinvale, carmen tanase.
Muchos esperábamos este filme con curiosidad, al menos para comprobar cómo se trataban determinados temas, digamos comprometidos, en países de la Europa del Este que acaban de salir (hace relativamente poco) de una dictadura como es el caso de Rumania. Lo que no esperábamos es que se atreviera a tanto, que sobrepasara los límites que hubiésemos esperado. Otra cosa es la calidad cinematográfica (y que la proyección simultánea de los subtítulos en español fuera con tanto retardo e hiciese prácticamente imposible seguir la película como hubiese sido lógico).
Alex y Kiki son dos chicas que se conocen en la universidad. Enseguida surge entre ellas el amor, sin que ninguna de las dos lo pueda evitar. Para estar más cerca, Alex se muda al piso de una anciana, en el mismo bloque de Kiki, que le alquila una habitación. Así pueden pasar el tiempo que quieran juntas, sin que nadie sospeche, pero tienen que ocultar al mundo su relación, pues nadie (los padres de ambas, sobre todo los de Alex, son demasiado conservadores) lo aceptaría. El único que conoce el secreto es Sandu, el hermano de Kiki, que se muestra cada vez más atormentado por unos celos que invitan a sospechar que entre él y Kiki hubo algo más que una relación de hermanos.
La película comienza con una relación que ya existe previamente (muchos le achacaban poca credibilidad a la rapidez del enamoramiento, cuando eso es algo que no vemos, cuando el espectador llega a la historia la pareja ya es un hecho), pero nos presenta situaciones que provocan más risa que otra cosa, cuando no es eso precisamente lo que se pretende.
Algunos personajes resultan extraños, no se entiende bien sus reacciones en determinados momentos, y actúan como por impulsos que pertenecen a personalidades distintas. Hay situaciones que no están bien explicadas y que parecen metidas en la historia con calzador. La idea no es del todo mala, pero el filme no termina de convencer, pese a que esté rodada de modo digno e interpretada aceptablemente por una pareja de actrices jóvenes (no tanto como sus personajes, pero sí lo suficiente para que sea creíble) de cierta popularidad en Rumania.
rumania, 2006.
título original: legaturi bolnavicioase. director: tudor giorgiu. producción: t. giorgiu. guión: razvan radulescu y cecilia stefanescu. fotografía: alexandru sterian. música: vlaicu golcea. montaje: alexandru radu. intérpretes: maria popistasu, ioana barbu, tudor chirila, catalina murgea, mircea diaconu, virginia mirea, tora vasilescu, valentin popescu, mihai dinvale, carmen tanase.
Muchos esperábamos este filme con curiosidad, al menos para comprobar cómo se trataban determinados temas, digamos comprometidos, en países de la Europa del Este que acaban de salir (hace relativamente poco) de una dictadura como es el caso de Rumania. Lo que no esperábamos es que se atreviera a tanto, que sobrepasara los límites que hubiésemos esperado. Otra cosa es la calidad cinematográfica (y que la proyección simultánea de los subtítulos en español fuera con tanto retardo e hiciese prácticamente imposible seguir la película como hubiese sido lógico).

Alex y Kiki son dos chicas que se conocen en la universidad. Enseguida surge entre ellas el amor, sin que ninguna de las dos lo pueda evitar. Para estar más cerca, Alex se muda al piso de una anciana, en el mismo bloque de Kiki, que le alquila una habitación. Así pueden pasar el tiempo que quieran juntas, sin que nadie sospeche, pero tienen que ocultar al mundo su relación, pues nadie (los padres de ambas, sobre todo los de Alex, son demasiado conservadores) lo aceptaría. El único que conoce el secreto es Sandu, el hermano de Kiki, que se muestra cada vez más atormentado por unos celos que invitan a sospechar que entre él y Kiki hubo algo más que una relación de hermanos.
La película comienza con una relación que ya existe previamente (muchos le achacaban poca credibilidad a la rapidez del enamoramiento, cuando eso es algo que no vemos, cuando el espectador llega a la historia la pareja ya es un hecho), pero nos presenta situaciones que provocan más risa que otra cosa, cuando no es eso precisamente lo que se pretende.
Algunos personajes resultan extraños, no se entiende bien sus reacciones en determinados momentos, y actúan como por impulsos que pertenecen a personalidades distintas. Hay situaciones que no están bien explicadas y que parecen metidas en la historia con calzador. La idea no es del todo mala, pero el filme no termina de convencer, pese a que esté rodada de modo digno e interpretada aceptablemente por una pareja de actrices jóvenes (no tanto como sus personajes, pero sí lo suficiente para que sea creíble) de cierta popularidad en Rumania.
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