VERANO DE 2004
La fuerza de los celos
alemania, 2006.
título original: sommer’04 an der schlei. director: stefan krohmer. producción: frank löprich y katrin schlösser. guión: daniel nocke. fotografía: patrick orth. música: ellen mcilwaine. montaje: gisela zick. intérpretes: martina gedeck, robert seeliger, svea lohde, peter davor, lucas kotaranin, nicole marischka, gábor altorjay, michael benthin.
En alguna ocasión he dicho, ante la opinión de que lo que se cuenta en una película determinada es poco creíble, que el cine es ante todo ficción, que todo es posible en un filme, y que cada película sienta sus bases propias en su primera parte, que son las que debe cumplir a lo largo de la historia que nos cuenta, sin tener en consideración si son verosímiles o si es creíble que eso mismo ocurriera en la vida real. Pues bien, este argumento viene a colación en esta ocasión porque el punto de partida roza la inverosimilitud en esta cinta alemana, por otro lado, muy buena (como la gran mayoría del cine germano) y con gran fuerza. Pero claro, debemos partir de la base de que lo que nos plantea como elementos primigenios con los que va a tejer la historia son válidos. Y una vez aceptados, todo cobra lógica, e incluso más fuerza aún.

Ignoro qué tipo de educación dan los padres alemanes a sus hijos, pero dudo de que ninguno de ellos, permita a su hija de doce años irse a pasar el verano con su novio, por muy liberales que sean. Pero claro, esto es cine. Si aceptamos esta premisa, todo lo demás viene rodado. Incluso los celos que sufrirá Miriam, que sentirá una sensación a medio camino entre la ira (al ver como una mocosa con ínfulas de lolita que apenas ha empezado a desarrollarse le come un terreno que considera que no le pertenece) y el instinto de protección de una menor (al considerar que ese vecino al que no conoce y que jamás había visto antes puede abusar de la niña).
La historia va subiendo en intensidad hasta un final verdaderamente inesperado, en el que salen a la luz los verdaderos sentimientos de la protagonista con toda su crudeza. Martina Gedeck está sensacional, liderando una historia que mantiene la atención del espectador para al final, darle un hachazo con un acontecimiento cruel, muy duro, y hacernos sentir culpables por haber disfrutado (con una película verdaderamente de calidad) después de ese final.
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