SEVILLA FESTIVAL DE CINE EUROPEO (S.O.C)___ UN PECHO DE 110 CM.
El fantasma de los celos
reino unido, 2009.
reino unido, 2009.
título original: 44 inch chest. director: malcolm venville. producción: steve golin, richard brown. guión: louis mellis, david scinto. fotografía: malcolm venville. música: angelo badalamenti. montaje: rick russell. intérpretes: john hurt, ray winstone, ian mcshane, tom wilkinson, stephen dillane, melvin poupaud, joanne whalley, dave legend.
Curtido en el mundo de la publicidad, y con varios premios a sus espaldas en este campo, el fotógrafo Malcolm Venville debuta en la dirección de largometrajes con esta película que cuenta con un más que interesante reparto y que basa su potencial en la interpretación de sus cinco actores protagonistas, que están casi permanentemente en pantalla, y en unos diálogos rápidos, potentes, llenos de fuerza.
Es, cuanto menos, curioso (por no decir contradictorio) que Venville haya realizado una cinta de tan marcada estética teatral (gran parte del metraje transcurre en un único decorado, una austera habitación de un edificio abandonado), sobre todo viendo su procedencia publicitaria, que tiene un lenguaje tan innovador, tan diferente al que ha utilizado en su debut fílmico.
Colin lo está pasando mal, muy mal, desde que su esposa, la mujer de su vida desde hace veinte años, le ha dejado por un joven camarero. No puede aguantarlo y tiene una crisis. Sus cuatro amigos deciden hacerse con el control de la situación y secuestran al joven, llevándolo a una casa abandonada para que Colin el cornudo pueda recuperar su hombría a través de la venganza. Pese a que las interpretaciones de los cinco actores son magníficas (sobre todo las de Hurt, Wilkinson y McShane), el discurrir de la trama llega a hacerse cansino. Podría durar quince o veinte minutos menos y no pasaría nada. Podría achacársele cierta dosis de misoginia (el personaje de Hurt es un homófobo y misógino convencido), pero lo cierto es que parece ser más bien un retrato de un cierto grupo de amigotes que comparten esta característica, más que el tema o el mensaje en sí.
Es, cuanto menos, curioso (por no decir contradictorio) que Venville haya realizado una cinta de tan marcada estética teatral (gran parte del metraje transcurre en un único decorado, una austera habitación de un edificio abandonado), sobre todo viendo su procedencia publicitaria, que tiene un lenguaje tan innovador, tan diferente al que ha utilizado en su debut fílmico.


La película de Venville resulta interesante, hasta que deja de serlo. En la parte final empiezan un cúmulo de ensoñaciones, de visiones, que no sabemos a qué se debe, a cuento de qué vienen, resultan poco apropiadas y rompen la magia creada hasta entonces.
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