26.12.11

SEFF 2011 - SECCIÓN OFICIAL

Comenzó, el viernes pasado, una nueva edición del SEFF, la octava. Una edición algo más corta (un día menos), pero con más películas en la Sección Oficial a concurso. Algo que a priori podría resultar problemático en cuanto a horarios, y que (efectivamente) así resultó. Una edición con menos presupuesto (bastante menos) de un certamen que lucha por mantenerse, ya que pese al éxito de público, no las tiene todas consigo para que continúe su existencia. Crisis, maldita crisis. 

Para que no nos extendamos demasiado, hablemos sólo de la sección oficial. La primera cinta en participar a concurso fue la española Los muertos no se tocan, nene. Era una película esperada por muchos. Homenaje al gran Rafael Azcona (está basada en su obra homónima), la cinta se pretendía que continuase con la 'saga' iniciada por El pisito y El cochecito, años ha, y se nota bastante que pretende acercarse al universo de Ferreri, incluso de Berlanga, pero no lo logra. Es una cinta con demasiados personajes, algunos intérpretes no llegan al nivel mínimo exigible. Y cuando tiene que recurrir al chiste escatológico para hacer reír, mal vamos. 

El molino del tiempo, del polaco Lech Majewski utiliza la monumental obra de Pieter Brueghel el Viejo El camino del Calvario para narrar el proceso de su creación y la historia de los muchos (muchísimos) personajes que aparecen en el cuadro. Visualmente es fantástica, de hecho se basa en su poderío visual, y hasta pasada la media hora de metraje no se pronuncian las primeras palabras. Es un prodigio técnico, y una maravilla el modo en que se construye la historia; preciosista, una película que se gusta a sí misma y se regodea en ella, pero que puede abrumar, puede agotar y cansar al espectador medio. 

La hija del director Costa Gavras, Julie, dirige a William Hurt y a Isabella Rosellini en una comedia agridulce, Tres veces 20 años. Los intérpretes son una pareja que se ve obligada a enfrentarse al inevitable paso del tiempo, y al peso que ello conlleva. La cinta tiene humor, ciertas dosis de amargura, y diálogos inteligentes (a ratos). Se ve con facilidad, y se agradece, pero quizás sea demasiado comercial para la sección oficial de un festival. 




Las olas es la segunda cinta española del concurso. Película que podía haber sido interesante, por su temática, pero que en manos de Alberto Marais se convierte en una cinta difícil de digerir, repleta de tiempos muertos, con un tempo lentísimo (a veces inexistente), y con numerosos huecos que agotan al espectador. Carlos Álvarez está fantástico y es el que mantiene el tirón de la cinta, pero él sólo no se basta para lograr que la película se mantenga a flote antes de hundirse del todo. 


Del mismo modo, Heart´s boomerang, la primera de las cintas rusas del concurso, en un año en el que la homenajeada es la cinematografía de ese país, es una película extremadamente morosa, incluso más que la anterior, con continuos planos estáticos alargados hasta el extremo en los que ni pasa nada ni ayudan a explicar ni al desarrollo de una trama ya de por sí bastante exigua. Más de esto no, por favor. 



Si no nosotros, ¿quién?
es una interesante cinta alemana sobre el germen de la Fracción del Ejército Rojo, el origen de sus fundadores, y un paseo político y social por la Alemania, la Europa y el resto del planeta de aquellos años sesenta. Basada en hechos reales, en ocasiones puede resultar un terreno arduo, bastante denso por todo lo que se trata, todos los personajes reales a los que se alude y lo extenso de su metraje, pero es ciertamente interesante. 

De Code blue esperábamos bastante, en especial por quién está detrás de ella, Urszula Antoniak, la directora de Nothing personal, la que fue la mejor película del concurso hace dos años. Y la película es sorprendente. Es mucho más oscura en su temática, puede repeler a más de uno y a más de una, en especial por su secuencia final, aunque las atmósferas y los personajes recuerdan a la mencionada, aquí se va más allá, bastante más.


Dos cintas, que además se proyectaron el mismo día, comparten temática y paisajes. Concretamente los del continente africano. Blue bird nos cuenta la historia de dos pequeños hermanos, chico y chica, de una pequeña aldea de la África más pobre, y un día de su vida mientras buscan el pájaro del título que un amigo les prestó y que se ha escapado. Podría parecer que es un retrato de la sociedad, costumbres y creencias, pero no, sólo leves trazos, muy sutiles, que no van a ningún lado. A veces aparecen toques del fantástico, pero es una historia intrascendente, que ni aporta ni convence. Pero claro, es superior a Kënu, cinta que (por desgracia) es española y que presenta todos los clichés y tópicos imaginables sobre el continente africano, con una Leticia Dolera en muy baja forma, como una joven voluntaria que va a un poblado perdido para ayudar, y (como era de esperar) no tiene facilidades y se encuentra con mil y un problemas (y por supuesto, con el amor). La película aburre y cabrea a partes iguales. 


La danesa Siempre feliz, que se acabaría alzando con el premio gordo del concurso, mezcla la comedia y el drama en una historia sobre las relaciones de parejas (momentos muy divertidos se entremezclan con otros algo más dolorosos). Bien rodada, mejor interpretada, es una película que no disgusta a nadie, que se disfruta de principio a fin, pero a la que (quizás) el primer premio que recibió le quede algo grande. 


Mercado de futuros, la cuarta cinta española de la sección oficial, es un documental (no comprenderé nunca cómo, existiendo una sección especialmente dedicada a ellos, haya uno en el concurso) sobre la crisis, acudiendo a una feria inmobiliaria, a un rastro, o a una oficina donde se compran y venden valores. Tiene un personaje (un anciano que vende de todo en un mercadillo) que, por sí solo, merecería otra película. Muy dispersa, se pierde en numerosas ocasiones y a veces no se sabe a dónde va. Aunque a muchos les encantó.


Holidays by the sea es una cinta divertida que sirve de homenaje a Jacques Tati. Un reparto que reúne diversas caras conocidas del cine europeo (Dominique Pinon, Maria de Medeiros...), y que evita a toda costa los diálogos (como hacía Tati). Tiene situaciones carcajeantes y gags geniales, y otros más tópicos y vistos. Pero también tiene un problema fundamental e importantísimo: que no es Tati. Hubo a quien gustó y a quien directamente repelió. 


La inglesa Shame era la cinta más esperada (había causado sensación en varios festivales, entre ellos San Sebastián), y no defraudó. Película fantástica y demoledora, sobre las adicciones y su peligro. Recibió los premios al mejor director (Steve McQueen) y al mejor actor (Michael Fassbender, ex-aequo con August Diehl, de Si no nosotros, ¿quién?). Fue una de las pocas cintas verdaderamente buenas de la sección oficial. 


La cinta rusa Elena fue de lo mejor que se vio en el concurso. La película es un drama familiar muy bien rodado e interpretado; cuesta entrar en el juego, pero una vez dentro es una historia fantástica. Cuenta la historia de un matrimonio ya mayor casado en segundas nupcias, y ambos con hijos de sus parejas pasadas, él con bastante dinero, ella de clase baja y la lucha de ella (la Elena del título) por hacer lo imposible porque ayudar a su hijo frente a la hija de él. Podía haber recibido más premios, e incluso habría sido justo, pero se quedó únicamente con el de mejor actriz para una sobria Nadezhda Markina (que también fue compartido, en esta ocasión con Bien de Moor, por Code blue). 

Alps es una película marciana. Dirigida por Yorgos Lanthimos, el mismo de Canino (que también repite con la actriz Aggeliki Papoulia). La cinta sigue la senda de las historias transgresoras, que se salen de la norma (en este caso, un grupo de personas que se dedican a alquilarse para hacerse pasar por personas que han muerto ante sus familiares y amigos), que ya inició con la anterior. Pero no llega al nivel de aquella, aunque es bastante interesante y (en ocasiones) se pasa, y mucho, de rosca. 


Por último, Love in the medina, es un culebrón marroquí, sobre un pareja que intenta mantener una relación a pesar de la oposición de sus familias, y de la sociedad, en un estado que no permite el adulterio. Aburrida. Y mucho. Lo único en lo que destaca es en el atrevimiento de mostrar sexo y desnudos viniendo de donce viene (es otra más de esas cintas no europeas, pero que cuentan con una mínima participación de algún país que la hace pasar como tal). 


Para acabar con el palmarés, a parte de los ya mencionados en los apartados de dirección e interpretación, y el premio gordo, hay que mencionar el Giraldillo de Plata para Si no nosotros, ¿quién?, y la mención especial del jurado a El molino del tiempo. Un palmarés que no escandaliza a nadie, pero que tampoco cumple con lo que se esperaba. Como todos los años, vamos.

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