SEVILLA FESTIVAL DE CINE – SECCIÓN EUROPA_EUROPA LA RUTA DE LOS MELONES

El problema de la inmigración

croacia, 2006.
título original: put lubenica. director: branko schmidt. producción: stanislav babic. guión: b. schmidt y ognjen svilicic. fotografía: drago nusshol. música: miroslav skoro. intérpretes: kresimir mikic, mei sun, leon lucev, armin omerovic, emir hadzihafisbegovic, ivo gregurevic, slobodan maksimovic, zijah sokolovic, darijo velican, elena dlesk, dora lipovkan, ivana bolanca.

El trauma de la inmigración estuvo presente en varias de las cintas del festival. En esta cinta croata, ambientada en los primeros años de este siglo, se trata de "los melones", como eran conocidos vulgarmente a los inmigrantes (en su mayoría chinos) que cruzaban ilegalmente desde Bosnia a Croacia por el río Sava. Aunque en estos casos era más bien tráfico de personas. La ruta de los melones se basa en un hecho real, en el que doce inmigrantes ilegales se ahogaron al tratar de llegar a tierras croatas. La cinta trata también del desorden de estrés postraumático provocado por los años de guerra que vivió la región. Y trata del amor. Con esos ingredientes, el director ha creado una ficción.

Bijesni trabaja para una organización que se dedica al tráfico de seres humanos. Desde la guerra no es capaz de encontrar otro trabajo. Un día, cuando traslada a un grupo de chinos, su maltrecha barca se hunde y todos los ilegales perecen ahogados. O eso creía él. Una joven consigue llegar a la orilla. Tras unas reticencias iniciales, él, que se siente culpable por lo sucedido aunque es incapaz de reconocerlo, empieza a ayudarla, hasta que ella empieza a confiar y se instala en su casa. No hablan el mismo idioma, no se entienden, pero entre ellos surge el amor. Pero los jefes de Bijesni temen que la chica hable y pretenden matarla, por lo que él decidirá irse a Alemania juntos, aunque encontrar el dinero necesario para ello no es nada fácil.

Cinta que con humildad conquista al espectador; sencilla, tierna a la par que dura, pone el corazón en el puño, y emociona, aunque su final peque de excesivo, y quizás, no demasiado creible.